Tener tu propia habitación individual o doble es muy importante en un internado. Ofrece intimidad y sirve de retiro para la desaceleración, la relajación y el recreo. Las distintas residencias ofrecen mucha intimidad. También son un lugar para la interacción social, ya sea con otros residentes o con invitados. Los rituales y rutinas diarios se desarrollan juntos, proporcionando estructura y previsibilidad en la animada vida del internado. Aquí pueden surgir amistades para toda la vida. Vivir en Louisenlund va mucho más allá de la mera materialidad y funcionalidad de los edificios. Es una dimensión del aprendizaje por derecho propio.